La semana mientras llevaba mis hijas a la escuela, escuché en la radio la historia de una mujer que había tenido de chica una operación en su corazón. De esta manera intentaba con su propia historia concientizar a las mujeres acerca de la salud cardíaca. La escuché con atención, pensando en ustedes, las mujeres que podría yo ayudar contando mi propia historia. Cómo no identificarme con ella cuando nuestras historias se parecen. Yo también tuve una operación en el corazón y nunca lo voy a olvidar….
Amiga, cuida tu corazón yo sé por qué te lo digo.
Hoy siento la obligación de contar mi historia con el anhelo de concientizar a otras mujeres a cuidar su corazón. A diferencia de esa mujer en la radio yo era adulta cuando me operaron y puedo contarlo todo. Creo que es el momento de abrir este capítulo de mi vida y compartirla con ustedes.
Si bien pasar por una cirugía en el corazón, no es broma e incluso puede llegar a ser muy traumático y creo que lo fue para mí. Luego de la operación de la cual me recuperé rápidamente, no recuerdo mucho, nada de los 3 días que estuve en terapia intensiva y casi nada de los días siguientes en el hospital, bastante poco del año siguiente. Pero como dije antes, a pesar de todo eso, no se compara con el agradecimiento que tengo hacia Dios, la vida y el Universo por pasar por esa experiencia. Gracias a la cirugía en mi corazón hoy puedo disfrutar de mis hijos, mi esposo mi familia, mis amigos, cada bocanada de aire, mis días de sol, de lluvia mis penas, mis alegrías, mi rabia, todo. Todo y cada día que vivo se lo debo a esos doctores valientes que me operaron en el momento indicado, a mi esposo, mi madre y sus rosarios, toda mi familia que estuvo a mi lado, a los amigos que donaron su sangre y a mi hija que tal vez si no fuera por ella nunca hubiese sabido que tenía un problema cardíaco.

Con mi esposo 20 años después de la cirugía de corazón
Espero que te sirva mi historia.
A los 17 años quedé embarazada, esto no me lo esperaba para nada, sorpresas te da la vida, dicen. Todavía estaba cursando la secundaria, con mi novio en ese momento nos casamos y empezamos una vida juntos. Cuando el embarazo comenzó a avanzar comencé a sentirme cansada. Siempre había escuchado que las embarazadas se quejaban por el peso de la panza y el cansancio, pero esto me parecía demasiado, no podía caminar ni 2 cuadras. Lo consulté con mi ginecóloga, una especialista en embarazo adolescente. Ella, como pocos doctores tenía la teoría de que las embarazadas debían pasar por una evaluación cardíaca, esto no estaba en el protocolo médico, pero ella me mandó con un cardiólogo, urgente. Era gracioso porque estaba en un hospital pediátrico, ya que sólo tenía 17 años. En el consultorio tenían una cuna pequeña para revisar a los bebés y obviamente yo ahí no entraba. En fin, el doctor una persona mayor y sus estudiantes me revisaron, recuerdo que leyó mi electrocardiograma en voz alta para mostrar a sus residentes. Yo trataba de poner toda mi atención pero no entendía nada. Luego me explicaron que si bien no sabían cuál era la falla de mi corazón, algo no estaba bien y necesitaban más información, en forma urgente. Mi embarazo estaba avanzado y no sabían si mi corazón podría resistir el esfuerzo del parto. El tono de voz de los doctores, sonaba diferente y la preocupación mía y de mi familia crecía tal como mi barriga, por minuto. El calor intenso de esos momentos, pleno mes de Diciembre en Buenos Aires me hizo pasar los días más insoportables, retención de líquido, pies hinchados, humedad, la verdad sentía que no aguantaba más a mi hija, en mi vientre. Todavía no sabíamos cuál era el problema en mi corazón y el parto se acercaba. Justina, mi hija, nació a las 38 semanas en un parto natural asistido por los especialistas de terapia intensiva. Sólo una semana antes de la cita para el eco-dopler que tenía programada. Logré tener suficientes fuerzas como para impulsar a mi hija afuera de mi cuerpo después de 26 horas de trabajo de parto. El cansancio en mi cuerpo parecía no salirse de mi cuerpo por días. Tuve uno o dos desmayos con perdida de conocimiento, pero tenía mi hija en mis brazos, era el bebé más bello del mundo e inteligente. Aunque no podía cargarla con facilidad, (yo estaba muy débil) ella respondía a mi vos, con sólo horas de nacida, mi hija, mi compañera de la vida….
Cuando fui a la cita para el eco-dopler (es un ultrasonido específico para el corazón) , me atendieron unos médicos en el segundo mejor hospital de Argentina, a pesar de todos sus esfuerzos no pudieron encontrar la falla del corazón. Ese día fue terrible cansada de estar con mi torso expuesto por horas para los exámenes con la leche de mi hija en los senos, poniendo toda mi voluntad para colaborar con los doctores, me fui a casa sin saber qué estaba mal. Creo que la misma frustración tenían esos cardiólogos. Otra vez fui al hospital de niños, con otro doctor que en menos de un minuto encontró el problema: una comunicación intra auricular endovenosa. En otras palabras una comunicación (agujero) entre los atrios superiores del corazón. La razón de mi cansancio era que la sangre “limpia” con oxígeno se mezclaba con la sangre sucia, haciendo dificultosa la llegada de oxígeno a las células de todo el cuerpo. La explicación del doctor sencilla, el único tratamiento era una cirugía a corazón abierto, lo antes posible. Por mi hija que quería recuperarme y acompañarla todos los días de mi vida quise operarme, pero también quise amamantarla al menos unos meses. Los doctores me sugirieron sólo tres meses, yo la amamanté por diez meses. Consultamos varios doctores pero todos concluían en lo mismo, la operación era inminente. Un día me llamaron ya era enero del año siguiente, era el doctor, -presentate urgente- No se habían olvidado de mi y yo no podía tapar el sol con un dedo. De esos días en una semana tenía que internarme para la operación. No me imagino en el lugar de mi madre o de mi esposo, los riesgos eran innegables.
Lo último que vía antes de pasar al quirófano fue a mi esposo, bello, me dio un beso. Me pusieron en una mesa de metal, como en una ventana, me pasaron al otro lado de la ventana,el quirófano, vi las luces arriba de mí y le pregunté al anestesista que me avisara cuando me dormiría, me dijo que sí con una sonrisa. Uno, dos, tres y no recuerdo nada, como un abrir de cerrar de ojos, literalmente, ya estaba en terapia intensiva. Solo recuerdo alguna que otra alucinación, pero nada más, allí pasaron tres días, para mi fueron unos minutos. Hasta que me sacaron el respirador, sentí que me ahogaba, me iba a morir, el doctor me gritó -Respirá!!! Inhalé con todas mis fuerzas, mis pulmones estaban totalmente vacíos, esto lo hacen para conectarme al corazón artificial para curar el mío en la cirugía. Pude respirar! El oxígeno entró en mi como por primera vez, nací otra vez!! Nunca lo voy a olvidar, estos médicos me dieron lo más precioso que uno puede tener: la vida misma. También recuerdo que vi a mi esposo otra vez, la operación era cosa del pasado. Pero para mi familia esas horas y días deben haber sido eternas, no me imagino en el lugar de ellos. MI esposo recuerda esos momentos con emoción. En los días siguientes me recuperé, más que nada de la herida en mi pecho, todo mi esternon abierto para llegar a mi corazón, el dolor en mi pecho era del hueso y muscular pero yo me sentía como nueva quería correr y saltar! Con tratamiento para seguir estimulando mis pulmones pude ir a mi casa donde mi abuela me cuidaba durante el día hasta que llegaba mi esposo. Mi hija ya tenía un año y aunque no podía levantarla, ya sabía que con la ayuda de Dios iba a verla crecer y celebrarla todos los días. El tiempo pasó y me pude recuperar en un cien por ciento, mi corazón se mantiene sano y lo cuido todos los días. Cada vez que respiro es una alegría para mi impresionante, no lo puedo explicar.
Por qué te cuento esto?
Quiero que te cuides, yo tuve suerte, encontraron lo que estaba mal con mi corazón y lo arreglaron, me devolvieron la vida. Hoy pasaron 20 años, tengo 5 hijos, esposo y una vida plena. Pero el corazón no es siempre así, es un órgano que cuando se desgasta, se agranda y no se recupera, los tejidos van cediendo a medida que el corazón se esfuerza y no hay vuelta atrás. Una de cada 3 mujeres morirán por un problema cardíaco. Tu corazón está ahí con todas tus emociones, cada vez que respiras, cuídalo, ámalo.
Cómo prevenir problemas cardíacos?
Parte de tomar conciencia es entender que nuestro corazón puede tener complicaciones y la vida nos puede cambiar de un segundo a otro, por eso es indispensable que nos cuidemos.
- Mantén un peso saludable
- Haz actividad física.
- Procura alimentarte sanamente, consume frutas y vegetales todos los días, evita las grasas saturadas.
- No fumes y si fumas deja el cigarrillo
- Conoce tu presión arterial y tus niveles de colesterol.
- evitar el estrés
Me emocione casi hasta las lagrimas al leer tu post! Gracias a Dios y a los médicos encontraron tu problema y hoy puedes disfrutar de tu bella familia. No me imagino la angustia de tus padres y tu esposo durante ese tiempo! Dios te bendiga y te mantenga siempre saludable. Un abrazo
Muchas gracias Claudia, no me fue fácil contar mi historia, pero te aseguro que aprecio cada día de mi vida.
Muy linda la nota Laurita. Esos momentos nunca tampoco se borrarán de mi memoria. Mientras estabas en la sala de operaciones era una energía tan grande la que habia en la sala de espera, muy dificil de explicar. pero sentia una tremenda energía, que yo adjudico a toda la familia a todos nuestros amigos y a toda la gente que te conocia y nos conocia y que nos mandaban sus oraciones. Una dura prueba con final feliz. Ojala la gente tome conciencia y cuide su corazón siguiendo tus consejos. Te quiero.
Wow! Papi nunca me dijiste eso. Les agradezco a todos los que estuvieron por mi. Besos!
Que anécdota tan conmovedora! Gracias Laura por tener el valor de compartirla y animarnos a tomar conciencia a cuidarnos.
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