
A raíz del caso George Floyd se desataron marchas de protestas, en muchas de ellas se desató una violencia difícil de contener para las autoridades. En muchos lugares se produjeron saqueos e innumerables detenciones policiales. Los protestantes no obedecieron el toque de queda, se inundaron las calles con carteles “Black Lives Matters” y por las noches protestantes iniciaron fuego en diversos parques o calles, violentando monumentos, edificios, locales comerciales y patrullas policiales.
Es difícil mantenerse al margen de las noticias, es difícil compensar la pena y la angustia de una vida perdida (o muchas), en este caso la del señor Floyd a manos de la injusticia, crueldad y opresión de alguien o algunos que abusaron de un poco de autoridad que tuvieron. El video que muestra la tremenda aberración a la que el señor Floyd fue sometido, es impresionante y doloroso de ver.
Durante el fin de semana traté de no mirar las noticias, pero el Domingo a la mañana bajo el sol y desayunando con mi esposo se nos hizo imposible no escuchar las protestas que invadían las redes sociales de nuestros móbiles. Mi corazón se arruga ante tanta impunidad, violencia, opresión y desatino de las personas de todos los bandos. Me pregunto cómo uno compensa toda esta tormenta de negatividad. Después escuché a mi hermano, él decía que sí hubo muchas protestas pacíficas y que los medios no hablan de aquellas sino de las que hacen más ruidos, las más escandalosas. Quiero agarrarme de estas cosas como positivas, pero veo a la gente robando, incendiando, e insultando a policías que al final de cabo la mayoría son simples trabajadores bien intencionados. Mi pregunta de como neutralizar y posiblemente transmutar esta negatividad sigue sin respuesta…

La sociedad está enferma, antes del caso Floyd antes de lo videos, antes de las redes sociales. Hay deudas con las minorías, hay heridas sin cerrar. Sólo basta mirar las estadísticas para ver qué grupos raciales o étnicos cuentan con mayores ingresos económicos. Quienes tienen más acceso a educación de calidad y veremos que la proporción es exactamente contraria a la población de las cárceles. En otras palabras, las estadísticas marcan a los blancos con los mayores ingresos y muy por debajo a la raza negra, en las cárceles se da lo contrario, están llenas de gente de la raza negra y marrón. En nada se parecen estos números y los números no mienten. La opresión y la segregación siempre estuvieron ahi delante de nosotros y latiendo fuerte. Este factor sumado a una sociedad que viene golpeada por un virus extraño pero que mata y sin piedad a los más vulnerables, además de la gran falta de un líder con integridad, fueron los componentes perfectos para desatar la bronca contenida.
Después de dar vueltas todo el Lunes a estos sentimientos algo saqué en claro. Black lives matters, la vida vale. A la vida hay que defenderla y honrarla. Seamos de la etnecidad que seamos esto nos toca. Todos somos parte de sociedad, las injusticias son un problema de todos. Todos tienen un poco de razón, no los opresores claro, no hay razón para no respetar la vida de los demás. No hay excusa para eso. Pero hay que levantar el espíritu, la vida sigue su curso con esta amargura que hay que transformar. La salida a estas situaciones de emociones negativas colectivas sólo se atraviesan con altruismo. La pena se tiene que transformar en esperanza. La injusticia con contención social verdadera que aseguren castigos y cambios en la legislación. Muchos policías se han declarado en contra del accionar de los colegas que mataron a Floyd. Esto es un punto de partida a la sanasión de la sociedad, la humildad la redemsión y finalmente el perdón que tan necesarios son en estos momentos. Que este hecho quede atrás sólo como una anécdota? Claro que no, debe haber cambios, debe haber una contención real desde las autoridades y líderes populares.
Desde nuestro lugar individual, podemos hacer algo. Abogar por el otro, apoyarnos, unirnos en empatía, protegernos los unos a los otros. No generando odio y rivalidad, todos tenemos oscuridad pero ahora necesitamos compartir la luz de cada uno. La luz del altruismo es ahora más necesaria que nunca, en casa podemos impartir la discusión de los eventos que están pasando pero siempre protegiendo la vida. Cómo se protege la vida, con buenas acciones, desde la compasión y la empatía. Todos somos la “sociedad” todos tenemos deudas pendientes, todos estamos enfermos de alguna manera, todos necesitamos sanación. Todos poseemos derechos que deben ser respetados, especialmente por las autoridades. Cómo se logra esto con abogacía con activismo, pero desde la paz. Desde la compasión desde la no violencia.
Sabias palabras, Lau. Muy buena reflexión. La historia se repite una y otra vez. Duele mucho. La falta de empatía, la ignorancia… es tan grande. Nos queda mucho que aprender.
Muy triste todo esto que nos está pasando Laura. Black Lives Matter. Todas las vidas cuentan pero a veces algunas parecieran contar más que otras.
Estoy totalmente de acuerdo contigo. Debemos levantar la voz por aquellos que no son escuchados, por aquellos que no tienen las mismas oportunidades, por aquellos a los que les han violado sus derechos. Esto nos toca a todos! No podemos solo mirar impasibles el sufrimiento del otro. Todos estamos conectados!
Laura, miro con asombro lo que nos pasa y todo lo que acontece en el mundo… Concuerdo con lo que dices black lives matters y como humanos, solo la compasión y no la violencia nos enseñará el camino justo para la humanidad
Parece que aún no todos somos iguales… hay mucho camino por recorrer, y en estos últimos días aún ha quedado más en evidencia… entiendo la frustración de mucha gente y al movimiento Black Lives Matter… que tristeza…
Me encanta este artículo, yo valoro toda la vida desde el vientre y me parece genial que alcemos nuestra voz para defender la vida
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